Ambición, guerra y traición en la Inglaterra del siglo XV

28 mayo 2014


Todos estos adjetivos pueden resumir lo que fue la "Guerra de las Dos Rosas" que desangró las tierras inglesas durante más de treinta años. 
Un enfrentamiento entre los miembros de la familia Lancaster y la casa de York por el trono de Inglaterra, y uno de los conflictos más complejos de la Edad Media. Fuente de inspiración de multitud obras literarias, desde Shakespeare hasta George R. Martin,autor del famoso best seller "Canción de Hielo y Fuego" - origen de la serie Juego de Tronos-, en ella se vieron implicados casi todas las casas nobiliarias del país.
Para comprender algo de este intrincada lucha de poderes, es necesario hacer un breve repaso de su origen y de sus principales protagonistas. Y te advierto que no es tarea fácil.
 ¿Por qué se llama "Guerra de las Rosas"?
Porque era el emblema de cada una de las casas enfrentadas, por un lado la Casa de Lancaster (rosa roja) y por otro, la Casa de York (rosa blanca)
La casa Lancaster: Rosa Roja
Retrato de Enrique VI de Lancaster

Su miembro más destacado era Enrique VI, un rey con una evidente incapacidad mental que gobernó de forma intermitente, durante una etapa de grave crisis económica y política. Con él se perdieron los últimos territorios ingleses en Francia, lo que provocaría una oleada de protestas que hizo estallar la anarquía por todo el reino. En realidad, la inestabilidad estaba promovida por una nobleza  rebelde, que consciente de su poder, aprovechaba cualquier excusa para reivindicar sus autoridad frente al monarca. Enrique VI estuvo casado con Margarita de Anjou, de origen francés, mujer convertida en pieza clave del conflicto por su capacidad de liderazgo ante el ejército y por ser una gran estratega política. Famosa por saber atraerse a los mejores aliados para defender a los Lancaster, incluso entre sus enemigos más acérrimos como hizo con el conde de Warwick
Margarita de Anjou. Manuscrito de Talbot Master (British Library)
La Casa York: Rosa Blanca
Son los aspirantes a arrebatar la corona a los Lancaster, que consideraban usupadores del trono. El cabeza visible de esta familia era Ricardo Plantagenet, duque de York,que junto a su propio hijo Eduardo -luego conocido como Eduardo IV-, conspiró gracias al apoyo de uno de los condes más poderosos del momento y su propio sobrino, el mencionado conde de Warwick.
Este personaje conocido como "Kingmaker" o "Hacedor de reyes", era el hombre más rico de Inglaterra después del rey, y aprovechó esa riqueza para apoyar a uno u otro bando según su conveniencia.

El enfrentamiento era inevitable y estalla la guerra...

En la batalla de San Albano (1455) la casa de York lanza un ataque aprovechando una crisis de locura de Enrique VI. La campaña dirigida por Ricardo de York supuso una gran victoria e hizo que éste recuperarse el título de lord Protector del rey- que en realidad le permitía gobernar en nombre del rey- y posicionarse en primera línea para heredar el trono de Inglaterra.  
Parecía que su intención era convertir en rey a su propio hijo, todavía menor de edad, Eduardo de Westminster, pero en realidad lo que pretendía el trono para sí mismo. Pensando que no encontraría oposición, su propuesta fue debatida en el Parlamento de Londres donde se terminó firmando el Acta de Acuerdo de 1460, en la que se aceptaban sus reivindicaciones, y lo convertían en heredero "de facto" a la muerte del monarca.
Sin embargo, estaba claro que el acuerdo no era del gusto de Margarita de Anjou puesto que dejaba a su legítimo hijo, fuera del trono. Buscando apoyos para su causa, la reina se dirigó a las tierras del norte conspirando en secreto contra los yorkistas. En 1460 decide atacarles en la batalla de Wakefield, que para sorpresa de todos, fue una terrible derrota que le costó la vida al propio Ricardo y a su hijo Edmundo. Cuentan que los Lancaster colgaron su cabeza con una corona de papel en la muralla de su propio castillo como escarmiento a su osadía. 
El mito que rodea esta victoria se debe en parte a Shakespeare, que la incluyó en su obra "Enrique VI" aunque sin duda muy exagerada.
Pero no todo estaba terminado para los York, puesto que el monarca seguía teniendo ataques de locura, y la inestabilidad de reino se mantuvo durante varios años, siendo evidente que la nobleza aprovechaba cualquier ocasión para reclamar más poder. 
Uno de los enfrentamientos más sangrientos de esta etapa, fue la batalla de Towton, donde parece que se enfrentaron más de 75.000 soldados entre ambos bandos. En ella dicen que murieron en un solo día más soldados que en toda la historia de Inglaterra, no sabemos si es cierto, pero sí que supuso una importante victoria para los yorkistas, después de la cual lograron expulsar a sus enemigos al exilio hacia tierras escocesas.
La victoria permite subir al trono a Eduardo IV de York, que gobernará bajo la atenta mirada del influyente conde de Warwick. Durante un tiempo las aguas parecieron calmadas, pero en realidad muchos de los castillos del norte seguían en manos enemigas, y además, un conflicto matrimonial terminó por romper esa aparente estabilidad.
http://www.tudorplace.com.ar/images/Woodville,Elizabeth.jpg
Retrato de Elizabeth Woodville

Cuando Eduardo IV decide casarse en secreto con Isabel Woodville, no sólo rompe lazos definitivamente con Francia -algo que estaba en contra de los planes de Warwick que ya había firmado un acuerdo matrimonial para el rey- sino que con esta decisión favorecía a la familia de la novia desplazando de su lado al influyente conde.
Despechado por la actitud del rey, Warwick conspira en la sombra aunque su conjura fue descubierta a tiempo y enviado al exilio. Sus ansias de venganza no se calmaron fuera de Londres, y no era de extrañar que entrara en contacto con la depuesta reina Margarita, que seguía refugiada en el norte. Entre ambos comenzaron a planear un nuevo ataque para devolver el trono a los depuestos Lancaster.
Batalla de Barnet, Inglaterra 1471.

Confiados en su victoria, atacaron en la batalla de Barnet (1471), pero contra todo pronóstico, el conde de Warwick muere durante la misma y Enrique termina derrotado definitivamente y hecho prisionero se le encarcela en la Torre de Londres donde será asesinado.
Esta derrota supone que la corona quedaba en manos de los York, al menos durante unos catorce años, pero cuando el monarca, Eduardo IV de York, muere las cosas vuelven a complicarse. Los jóvenes herederos son todavía niños, el futuro Eduardo V y el pequeño Ricardo de York, que quedaron bajo la tutela de su ambicioso tío Ricardo, duque de Gloucester.Las intenciones de este oscuro personaje quedaron claras desde un principio: ser nombrado legítimo heredero.Para ello tenía que prescindir de los príncipes a los que acusó de ser bastardos, con el argumento de que su padre ya estaba casado antes de su matrimonio con Isabel Woodville. Los encerró en la Torre de Londres, de la que nunca salieron con vida, y cuenta la leyenda que mandaría asesinarlos como recogió Shakespeare en su obra "Ricardo III".
Sin ningún obstáculo por delante y tras conseguir el apoyo del Parlamento, Ricardo sería nombrado monarca con el título de Ricardo III, iniciando con ello la fase final de la Guerra de las dos Rosas.
Parecía que los Lancaster habían sido definitivamente derrotados, pero no era así, ya que existía una poderosa coalición entre los defensores de los asesinados príncipes que seguían reclamando el trono, y algunos parientes lejanos de los Lancaster que lo hacían pero de forma indirecta. Entraba en escena una nueva nueva dinastía: los Tudor.  
Enrique VII Tudor

Esta familia eran parientes del asesinado Enrique VI, y su representante, Enrique Tudor, decide reclamar el trono al usurpador Ricardo III. En la batalla de Bosworth (1485) ambos bando se enfrentaron, pero los yorkistas fueron traicionados por algunos de sus nobles, y Ricardo muerió en combate. Su cuerpo fue exhibido como trofeo por las tropas enemigas y enterrado sin honores en la Catedral de Leicester. Mientras que un vencedor, Enrique, es nombrado rey de Inglaterra con el nombre de Enrique VII Tudor. La unión definitiva entre las Casas de Lancaster y York, y con ello el final de la Guerra de las Dos Rosas, se consolidó gracias al matrimonio entre el monarca e Isabel de York (hija de Eduardo IV).Es entonces cuando las dos rosas fueron sustituídas en por el nuevo escudo Tudor, que curiosamente también era una rosa. Esta dinastía que gobernó Inglaterra durante unos 118 años, puso punto y final a las tradiciones medievales y al poder de la nobleza, se convirtió en una monarquía autoritaria e introdujo al país en una nueva etapa: el Renacimiento.
Escudo de la Casa Tudor
Sorprendentemente, uno de los personajes más destacados de este conflico vuelve a estar de actualidad. En 2012 se hallaron restos óseos enterrados bajos los cimientos de un aparcamiento en la localidad de Leicester, y los investigadores han confirmado tras las pruebas de ADN que estaríamos ante el esqueleto de Ricardo III. Pronto se desató una nueva disputa entre la asociación de descendientes del soberano -Plantagenet Alliance- que pretendía enterrarlo en York, y el ayuntamiento de Leicester que también lo reclamaba.
Finalmente, la justicia ha ordenado que el monarca sea enterrado en la catedral de Leicester, donde parece que por fin podrá descansar en paz.
Ricardo III. National Portrait Gallery, London








Fuentes:
www.global.britannica.com
www.mainlesson.com 
www.artehistoria.jcyl.es
Imágenes: Wikipedia Commons




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